“El que a su tierra no adora, tiene espíritu prestado” Alí Primera

7 may 2014

GAIA, LA PACHAMAMA, YEMAYA, EN FIN… NUESTRO HOGAR, VIVO E INTELIGENTE
Por  Paula Parra*

D
esde el siglo VI antes de cristo, ya filósofos y pensadores se pronunciaban sobre su visión de la tierra, es así como Hipócrates y Pitágoras promovían para ese entonces que “la tierra era un ser íntegro, vivo e inteligente”. Fueron muchos los científicos y estudiosos que creían que la madre tierra era un ser vivo, pero las limitaciones para demostrarlo dieron al traste con sus planteamientos.
          La manera de ver la tierra ha enfrentado a muchos expertos de diversas materias, pero el pronunciamiento del británico químico James Lovelock y la bióloga estadounidense Lynn Margulis sentaron las bases para una teoría que rompe con la visión parcelada que se tiene de la tierra; no se trata ya de ver sus ciclos de manera aislada, sino que todos ellos vienen a formar parte de un gran todo, interdependientes y que de forma conjunta regulan los subsistemas y la homeostasis terrestre. El agua y su ciclo, el suelo y su complejidad química están íntimamente unidos y su relación recíproca con cada vegetal que esta sobre su superficie y que a su vez tiene una codependencia con los otros seres vivos; seres humanos, animales herbívoros y carnívoros, insectos y reptiles y todo lo que ese ecosistema en particular contenga. Así mismo, esta biota como la abiota se autorregulan interaccionando en un vaivén articulado que no deja nada al azar, una red con sus implicaciones sistémicas donde están implícitas la conducta económica- política y social de los seres humanos. Es precisamente sobre el comportamiento social del ser humano en el que se quiere hacer hincapié en este artículo, puesto que es un llamado desesperado a la conciencia y a tornarnos sin pérdida ninguna de tiempo en defensores de nuestro hogar, en ambientalistas practicantes y asiduos de este gran movimiento por retornar a lo natural, a una vida de desprendimiento de materiales inútiles, cuyo consumo alocado y desmedido producto del capitalismo agota voraz y rápidamente los recursos de nuestra madre tierra.

 La conducta capitalista ha provocado un recalentamiento global, y le llamo de ese modo porque ya había un calentamiento global, uno natural o efecto invernadero; pero ahora hay un sobrecalentamiento debido a las emisiones exageradas de combustibles fósiles, aumento de la población, tala de bosques y acumulación por desechos orgánicos del metano (CH4), así como la perdida de biodiversidad producto de la contaminación de los océanos, las cuencas hidrográficas de agua dulce, la sobrepesca, extracción brutal y exagerada de especies animales y vegetales. El ser humano se ha trazado una carrera suicida de consumo. Y no es que nuestro planeta no de para todos porque si da para todos, pero sus frutos y riquezas solo esta disponible para pocos, mientras la mayoría carece de ellos; esta regla de Paretto es parte del “capitalismo, el causante de los males que esta sufriendo mi pueblo” (Alí Primera)
          Por otra parte, en Venezuela al igual que en la mayoría de los países del mundo se viene moviendo ya desde hace mucho tiempo una actitud y un despertar de la conciencia ambientalista, el mismo comandante Hugo Chávez se dió cuenta de la importancia de esto y en su 5º línea señala la necesidad de salvar al planeta como una meta de todos y todas.
   *EFAEC -“ALI  PRIMERA”
Nota: este texto ha sido respaldado con información del libro de 5º año, tomo 2, Ciencias Naturales de la Colección Bicentenaria



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